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Bob Johansson recién vendió su compañía de software por una pequeña fortuna y le ilusiona vivir la vida en grande. Lo primero en su lista de pendientes: gastar su nuevo dinero. En un derroche, contrata un servicio para preservar su cabeza en criogenia, en caso de muerte. Momentos después, pierde la vida al cruzar una calle. Al despertar, 117 años después, Bob descubre que su mente ha sido cargada a una sonda espacial inteligente, con la habilidad de replicarse a sí misma.

Hace más de cien años, Bender dirigió su nave hacia las estrellas y jamás se volvió a saber de él. No ha habido rastro de él a pesar de las numerosas búsquedas realizadas por sus compañeros clones. Ahora Bob está decidido a organizar una expedición para saber cuál fue el destino de Bender, al costo que sea.

Ser una nave espacial inteligente debería de ser más divertido, sin embargo, después de dispersarse por el espacio durante casi un siglo, Bob y sus clones simplemente no pueden evitar meterse en problemas. Los Bobs han creado suficientes colonias para que la humanidad no se extinga, pero las disputas políticas tienen el mal hábito de persistir a pesar de todo; y las sondas brasileñas aún siguen intentando acabar con la competencia. No conforme, los Bobs han elegido pelear contra una especie más antigua y más poderosa, con un apetito voraz y muy poca paciencia.

Bob Johansson no creía en el más allá, así que despertar después de morir en un accidente automovilístico fue una sorpresa. Para sumar a su conmoción, ahora es una computadora consciente y la inteligencia que controla una sonda Von Neumann.

En junio de 2018, la más atroz decisión de Donald Trump como presidente, llevaba meses operando en secreto, antes de que la mayoría de los estadounidenses se percatara de la inconcebible falta de humanidad que estaba siendo perpetrada por su propio Gobierno. Jacob Soboroff fue de los primeros periodistas en exhibir esta realidad después de observar, de primera mano, las condiciones bajo las que vivían los menores en custodia.

Cada año, Caroline Reed se va de viaje con su mejor amiga, Esme Lamont. Generalmente van acompañadas de sus esposos… pero este año, todo ha cambiado. Esme ha pasado por un amargo divorcio y Caroline se pregunta si su propio matrimonio está llegando a su punto de quiebre. Aún así, las amigas rentan una casa frente al mar en Shoreham, Florida. Después de una feliz primera noche en la casa, ocurre una tragedia y encuentran muerto a uno de los huéspedes. Al principio todo sugiere que fue un terrible accidente, pero pronto se hace evidente que hay algo más siniestro en juego.

Gabby Ashford acaba de sobrevivir a un atentado contra su vida. Los detectives han relacionado su historia con otros dos casos en el área: Mujeres profesionistas a quienes drogan en un bar, las llevan a su casa y las ahogan en su bañera. Gabby, quien milagrosamente despierta en su bañera, ilesa, podría ser la clave para encontrar al asesino serial que anda suelto… pero ella no recuerda nada del ataque.

Las gemelas idénticas, Amelia y Camelia Hall, nacieron con la misma cara, pero eso es todo: cuando las chicas llegan a la edad escolar, sus nombres similares ya no pueden contenerlas. Ahora está Cam, cuyo estilo antagónico la llevó a estudiar leyes; y Lia, quien siguió con la tradición familiar y se ha convertido en una dermatóloga viviendo la típica vida familiar de Glenwood Park, en Atlanta.

El juez Herman Calvert, a sus 88 años, jamás pensó que iba a sobrevivir a Marie, su amada esposa. Sin embargo, ahora se encuentra solo, un viudo en duelo, desesperado por escapar de la casa que ambos construyeron, en donde cada esquina es un doloroso recordatorio de su difunta esposa. Por ello, el juez se refugia en su casa del lago en el Wisconsin rural. Sin embargo, la propiedad del juez está plagada de persicaria perfoliata, una especie de enredadera invasora que no tiene nada qué hacer en la zona de lagunas de Wisconsin. Y esta planta tiene dientes.

Han pasado diez años desde que un grupo de amigos universitarios hicieron una promesa: el primero que se volviera millonario rentaría un yate y los invitaría a navegar. Ahora los amigos se encuentran varados en un lujoso hotel en la Costa Amalfitana, en Italia. Mientras que su yate es reparado, no pueden evitar observar la rutina diaria de un huésped de su hotel. Un hombre misterioso, de barba blanca, quien cada noche se sienta en la terraza y se fuma un cigarrillo, a veces dos.

Pietro La Greca, el padre, fue un intimidante estafador napolitano, al que apodaban “El Don Corleone mexicano de la vida real”. Dirigió el mayor negocio de lavado de dinero durante el peor periodo económico en la historia de México. El suyo era un mundo de autos deportivos, mansiones a la orilla del mar y atenciones VIP en los casinos de Las Vegas. Beneficiarse y explotar la caída libre financiera de México lo convirtió en un hombre muy rico. Sin embargo, mientras él dirigía su imperio criminal, su hijo, Pietro, también conocido como “Picho”, iba aprendiendo los trucos de su padre.