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Después del pacto entre Ulises y Gaby, el juego para conseguir la herencia cambia totalmente. Tendrán que disimular su relación ante el resto de la cuadrilla y llevar las riendas del juego. Mucho está en juego. Sin embargo, cumplir con sus objetivos no será tan fácil como ellos dos desean, sobre todo cuando la veteranía del Royal Suites se meta de por medio.

Ana e Iris están convencidas de que han solucionado su problema con la justicia. ¡Nada más lejos de la realidad! Un nuevo testigo de lo que sucedió esa noche amenaza con destruir toda su defensa. En medio del conflicto, las amigas tendrán que huir de nuevo. Filomeno y Ataúlfo las acompañaran en este viaje, pero... ¿Realmente pueden fiarse de ellos?

Iris y Ana tenían todo preparado para esa noche: no podían perderse las fiestas del pueblo de al lado! Pero cuando, en un accidente desafortunado, se cargan la estatua de Don Pepino, patrón del pueblo y principal reclamo turístico, las dos amigas tendrán que huir. Convertidas en prófugas, tendrán que buscar a los verdaderos culpables, resolver el misterio y restaurar su inocencia. Pero no será tan fácil. Y menos cuando se crucen con dos desconocidos, forasteros del pueblo y magnéticamente atractivos. ¿Podrán confiar en ellos? ¿O serán su perdición?

Gaby y el equipo de chicas están decididas a ganar la herencia y no piensan dejar que el equipo de hombres lo consiga. Y tienen suerte, pues Gaby es especialmente avistada para encontrar las respuestas a esos acertijos. Tendrían la victoria asegurada si no fuera por la aparición de Ulises, un hombre apuesto, inteligente y que se convertirá en el enemigo a batir. Para Gaby sería más fácil si no fuera por el deseo irrefrenable que siente hacia él... ¿Conseguirán las chicas quedarse con el dinero?

Reconozco que nunca se me ha dado bien acatar las normas, pero tengo muy claro que no puedo traicionar la confianza de mi padre. Es el entrenador del equipo de hockey sobre hielo de la Universidad Briar, y eso me impide confraternizar con el arrogante y atractivo Jake Connelly, la estrella del equipo de Harvard, nuestro máximo rival. Pero el destino es caprichoso y Jake es el único que puede ayudarme a conseguir unas prácticas como periodista deportiva.

Reconozco que nunca se me ha dado bien acatar las normas, pero tengo muy claro que no puedo traicionar la confianza de mi padre. Es el entrenador del equipo de hockey sobre hielo de la Universidad Briar, y eso me impide confraternizar con el arrogante y atractivo Jake Connelly, la estrella del equipo de Harvard, nuestro máximo rival. Pero el destino es caprichoso y Jake es el único que puede ayudarme a conseguir unas prácticas como periodista deportiva. ¿Cuál es el plan? Pedirle que se haga pasar por mi novio para que me den el puesto.

No hay ningún motivo lógico para que me sienta atraída por Colin Fitzgerald. No me gustan los chicos llenos de tatuajes que juegan al hockey, son unos frikis de los videojuegos que además me consideran la típica chica popular superficial. Para colmo, Colin es el mejor amigo de mi hermano. Y su compañero de piso Hunter está coladito por mí. Por si fuera poco, acabo de mudarme con ellos.

Un encuentro amoroso sirve a la autora de punto de partida para plantear una excelente y única reflexión sobre el amor, el deseo, el desafío a las convenciones sociales y la inevitabilidad de los sentimientos. Un joven de alta cuna y una sirvienta empiezan a sentir una terrible atracción el uno hacia la otra. Todo se les pondrá en contra, pero la pureza de sus sentimientos se revelará como su mayor arma para enfrentarse al mundo.

Igual que los granos de arena de las playas y los desiertos de la Tierra es la vida, un corto pasar y una al parecer eterna presencia en sus símiles.

La novela se inicia mostrándote a Claudia, una mujer que comienza a darse cuenta de la vida. Se verá enmarañada por un laberinto de pasiones, un pantano de silencio que le obliga a enfrentarse por primera vez a sí misma. Sólo hay una salida.

Con esta sencilla, al tiempo que dolorosa pregunta, Jordi Sierra i Fabra nos presenta la historia de Cecilia y su madre, por quien ya ni su hija, ni los médicos pueden hacer nada pese a que ella se empeña, con su tozudez y rebeldía en seguir desempeñando su papel de madre. Un tierno y desgarrador relato acerca del amor, la familia, la vida ensalzada por su antítesis y la muerte, así como de aquello que dejamos en la vida de los otros cuando ya no estamos.

Lucía y Alejandro viven una apasionada historia de amor que rompe la desgraciada y temprana muerte de él. Ella cae en la desesperación y en la impotencia por no haber podido compartir su futuro con el hombre de su vida. Hundida en la soledad, se refugia en su trabajo, un programa de radio realizado a medianoche en el que, mágicamente y con nuestra imaginación, podremos escuchar estremecedoras historias humanas. A él recurre también el espíritu de un ser que se niega a marcharse de nuestro mundo terrenal hasta que no vea a Lucía con la felicidad a la que lo tenía acostumbrado.

El cambio acelerado de los últimos tiempos está generando en las personas un impacto muy importante a nivel emocional y físico. Pero, ¿cómo podemos adaptarnos a un mundo que cambia a toda velocidad sin sufrir estrés, ansiedad, cansancio crónico, desmotivación y sin perder salud física? El secreto está en abrirse al autocuidado. Aprender a cuidar de uno mismo para ir optimizando nuestra naturaleza y hacer frente a lo que se nos presenta con serenidad y energía.

Cada día, la directora de funerarias Caitlin Doughty recibe docenas de preguntas sobre la muerte. Las mejores son las de los niños. ¿Qué le pasaría al cuerpo de un astronauta si lo empujaran desde un transbordador espacial? ¿Se hace caca al morir? ¿Puede la abuela celebrar un funeral vikingo? En "¿Se comerá mi gato mis ojos?", Doughty combina sus conocimientos funerarios sobre el cuerpo y la intrigante historia que se esconde tras las ideas erróneas más comunes sobre los cadáveres para ofrecer respuestas objetivas, divertidas y sinceras.

Ser un padre es una tarea difícil; no hay duda de eso. Habrá momentos que sean bellos recuerdos para toda la vida. Otros pondrán a prueba tu paciencia y te dejarán jalándote los pelos. No es un asunto de si, más bien de cuándo tú, como padre, perderás la paciencia con tus hijos. Los niños no tienen idea de esto y te llevarán hasta tu límite. El peligro es cuando tu enojo se derrama sobre tu hijo, aplastando su autoestima, lastimando sus sentimientos o haciéndolos sentir no deseados.